Tenemos muchos motivos para sonreír bajo la mascarilla. Porque al hacerlo ponemos en funcionamiento el músculo orbicular y dicha sonrisa se refleja en la mirada. Y porque aunque la mascarilla nos libre de la tiranía de las sonrisas por compromiso, los estudios dicen que incluso las fingidas ayudan a segregar endorfinas y a reducir el estrés. También porque al hacerlo cuidamos nuestra salud dental. “Al llevar mascarilla se habla menos, se abre menos la boca, favoreciendo que muchas bacterias saprofitas aprovechen este estado de anaerobia (falta de aire) para provocar algunas patologías: determinadas caries, enfermedades periodontales, mal aliento, incluso el cambio de tinción en los diente”, explica el odontólogo Iván Malagón. Por suerte, y así nos lo confirman los expertos, la demanda de tratamientos del tercio inferior del rostro (rejuvenecimiento…
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Glamour España (Digital) - 1 Issue, Junio 2021