Hasta las personas que no disfrutan escuchando música sienten la necesidad de moverse al oír determinados ritmos, lo que sugiere que bailar no es un comportamiento únicamente cultural, sino que forma parte de nuestra biología esencial. Los investigadores de la Universidad Concordia (Canadá) explican que la necesidad de moverse al ritmo de la música se procesa en una zona del cerebro denominada cuerpo estriado dorsal. En cambio, el placer musical se procesa por la vía del cuerpo estriado ventral. Esta separación explica que unas personas disfruten esencialmente de la música a través del baile, mientras que la mayoría sienta, además, placer y se emocionen al escuchar melodías y armonías que les gustan. El estudio canadiense sirve para entender mejor los beneficios de las terapias que utilizan el ritmo para ayudar…
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Cuerpomente (Digital) - 1 Issue, Abril 2025